martes, 10 de abril de 2012

Principio de Cooperación (máximas). Implicaturas.Teoría de la relevancia

Apuntes sobre cooperación, implicaturas y teoría de la relevancia
El resumen es bastante largo, pero creo que conviene tener todos estos apuntes en el blog.

Grice propone el término IMPLICATURA para dar cuenta de las otras cosas que hay un enunciado, además de lo que se dice. Es el suplemento (información), más o menos dependiente del contexto, que se añade sobre el significado convencional de las expresiones, constante y unitario.
PRINCIPIO DE COOPERACIÓN Y MÁXIMAS CONVERSACIONALES
Grice propone recurrir a una serie de aspectos que regulan la lógica de la conversación, las MÁXIMAS DE LA CONVERSACIÓN. La conversación tiene lugar siguiendo un principio de cooperación. La cooperación comprende cuatro categorías con diferentes máximas cada una.
Principio de cooperación lingüística: “Procure que su contribución a la conversación sea la exigida por ella y que se realice en el momento adecuado teniendo en cuenta el objetivo u objetivos de la misma”.
Las máximas son de cuatro tipos:
1) De CANTIDAD: “No digas más de lo necesario; haz tus contribuciones tan informativas como sea preciso”.
2) De CUALIDAD: “No digas aquello de lo que no tengas evidencia o creas falso”.
3) De MODO (MANERA): “Sé breve y ordenado, evita la oscuridad y la ambigüedad”.
4) De RELEVANCIA: “Haz tus contribuciones relevantes”.
Sperber y Wilson rechazan la máxima de manera y sustituyen las otras tres por un principio general de PERTINENCIA (Teoría de la Relevancia).

LA VIOLACIÓN DE LAS MÁXIMAS DE COOPERACIÓN Y LAS IMPLICATURAS CONVERSACIONALES
La determinación de la implicatura viene dada por la suposición de que el interlocutor se atiene a las restantes máximas del principio de conversación. Las implicaturas son muy útiles para los interlocutores porque pueden darles la posibilidad de transmitir determinada información sin que sean responsables de haberla aseverado.

TIPOS DE IMPLICATURAS CONVERSACIONALES
Una distinción fundamental en la teoría de Grice es la diferencia entre “lo que se dice” (que corresponde con el contenido proposicional del enunciado) y “lo que se comunica” (toda la información que se transmite con el enunciado).
Hay dos tipos de implicaturas: convencionales (derivan directamente del significado de las palabras) y no convencionales (se generan por la intervención de otros principios, los de cooperación y las máximas que lo desarrollan; la implicatura es no conversacional cuando los principios son de otra naturaleza).
Implicaturas conversacionales:
a) Generalizadas: no dependen directamente del contexto de emisión.
b) Particularizadas: dependen del contexto de emisión.

REFLEXIONES
Hasta que se empezó a tomar en serio la diferencia SIGNIFCADO/SENTIDO, la Semántica había sido entitativa, esto es, el significado era ese algo que subyacía a la concepción medieval del signo. Ahora se sabe que hay dos niveles significativos: el convencional (puramente lingüístico) y el pragmático (intencional, locutivo). La diferencia entre el significado y el sentido adquiere muchas manifestaciones en el discurso: las implicaturas, las metáforas, las ironías, los actos de habla indirectos, etc.
La propuesta del PRINCIPIO DE COOPERACIÓN de Grice ofrece una explicación de los sobreentendidos o las implicaturas. Los hablantes han de cooperar; es como un “pacto secreto” que se mantiene aunque se viole alguna de las máximas. La infracción de las máximas puede desencadenar deducciones o Inferencias discursivas que permiten llegar a un sentido alejado del significado convencional.
Sperber y Wilson efectúan una drástica reducción en las máximas de Grice: ofrecen un modelo pragmático para explicar la comunicación basado exclusivamente en el PRINCIPIO DE RELEVANCIA O PERTINENCIA.
LA RELEVANCIA
Cualquier hablante-oyente puede sacar todo tipo de conclusiones a partir de las situaciones y cosas que observa en un contexto determinado. Ese conjunto de conjunto de conclusiones es lo que Sperber y Wilson llaman “entorno cognitivo” de un hablante-oyente. Realizamos una suposición y nos detenemos, es la ley del mínimo esfuerzo: nos quedamos con la suposición relevante que requiera un mínimo esfuerzo de procesamiento: se procesa una información nueva en un contexto en el que produce un efecto contextual máximo con un coste mínimo de procesamiento.
La información aportada por un enunciado puede ser RELEVANTE o IRRELEVANTE según produzca o no efectos contextuales. Son casos de informaciones irrelevantes:
a) Contenidos que no tienen que ver con el tema de que se habla.
b) Supuestos que ya se conocían, que ya formaban parte del contexto.
c) Informaciones contradictorias con conocimientos contextuales de mayor evidencia.
En conclusión, una información no es relevante o irrelevante por sí misma, sino por la relación que mantiene con el contexto. La relevancia es una propiedad gradual.
La emisión de expresiones lingüísticas supone una serie de asunciones que se dividen en dos grupos: las explicaturas e implicaturas. Las explicaturas son comunicadas a través del significado de lo dicho explícitamente y las implicaturas lo son implícitamente, deducciones realizadas a partir de lo dicho explícitamente.
Atienden a los conectores discursivos, como “de modo que”, “por consiguiente”, etc., que introducen o favorecen un determinado tipo de implicaturas discursivas.
En cuanto a la DETERMINACIÓN DE LAS IMPLICATURAS: “Reconstruir las implicaturas de un enunciado equivale a reconocer las razones manfiestas que el hablante tenía de pensar que su enunciado sería óptimamente pertinente para el receptor”. Para llegar a determinadas conclusiones, el hablante debe pasar por pasos intermedios (premisas).
Para Sperber y Wilson, la comunicación humana pone en funcionamiento dos tipos de mecanismos diferentes: uno basado en la codificación y descodificación y otro basado en la ostensión (cualquier comportamiento que hace manifiesta la intención de hacer manifiesto algo) y la inferencia (el proceso por el cual se da validez a un supuesto sobre la base de la validez de otro supuesto). La COMUNICACIÓN OSTENSIVA consiste en crear pruebas o evidencias que atraigan la atención sobre un hecho para comunicar que algo es de determinada manera, con la intención de que otro infiera a qué realidad se está haciendo referencia y con qué objetivo.

Escandel Vidal "Cortesía, fórmulas convencionales y estrategias indirectas"

Escandell Vidal, Mª V. (1995): “Cortesía, fórmulas convencionales y estrategias indirectas”, Revista Española de Lingüística, 25, 31-66.

Los estudios sobre cortesía examinan los reflejos que las relaciones interpersonales dejan en la forma y en el uso de los enunciados.
Tradicionalmente la cortesía se había concebido como un conjunto de muestras de respeto o deferencia cuyo uso determina y exige la organización social de acuerdo con el estatuto relativo de los participantes en la interacción. En el nuevo enfoque, la cortesía se entiende como fruto de la necesidad humana de mantener el equilibro en las relaciones interpersonales y su manifestación externa sería el conjunto de “maniobras lingüísticas” de las que puede valerse un hablante para evitar o reducir al mínimo el conflicto con su interlocutor cuando los intereses de ambos no son coincidentes.
Los primeros estudios sobre cortesía compartían dos ideas básicas:
a) La voluntad de ser cortés explica el carácter indirecto de las locuciones.
b) La interpretación de un acto indirecto es resultado de una implicatura (lo no dicho) y se obtiene por inferencia (asociación).
Leech señala que lo indirecto tiende a ser más cortés por dos razones: porque incrementa el grado de opcionalidad y porque cuando más indirecta es una locución, menor y más tentativa tiende a ser su fuerza. A mayor recorrido inferencial, mayor grado de cortesía. Se defiende también que los mecanismos de cortesía son universales, pero en los últimos años se ha comprobado que existen enormes diferencias entre las culturas en lo que se refiere a los patrones de relación: en estos casos, es el conocimiento tanto de las fórmulas precisas como de sus condiciones de uso lo que permite una interacción sin malentendidos. Además, dos culturas distintas pueden atribuir diferente valoración y significado a una misma estrategia.
Los principios que determinan la interpretación de las expresiones indirectas que no dependen del contexto de emisión son específicos de cada cultura, pero los enunciados cuya interpretación depende de la situación extralingüística están sujetos a las leyes generales de inferencia, y no presentan variaciones significativas. Los primeros son actos de habla convencionales y los segundos no convencionales. Las formas indirectas convencionales constituyen fórmulas fijas, socialmente refrendadas. Cuando se selecciona la interpretación literal en lugar de la indirecta, el efecto es humorístico. Se ha comprobado que las estrategias de cortesía más frecuentes son convencionales, de forma que la cortesía deja de ser esencialmente individual y creativa para presentar de nuevo su vertiente social y formulaica (¡Qué lindo dia!; Muy buenos dias, etc.).
Por otra parte, el artículo indica que uno de los aspectos más patentes de la cortesía social es el que se refiere a las formas de tratamiento: el hablante ensalza al otro(...) para minimizar de este modo el riesgo de amenaza potencial a la imagen del interlocutor. Pero se ha estudiado que las fórmulas de tratamiento no se usan necesariamente de manera estratégica, sino como una forma de mostrar que se respetan las convenciones sociales y el lugar que a cada uno le corresponde en la sociedad.
La cortesía social se basa fundamentalmente en el respeto a las convenciones sociales: todas las sociedades tienen fórmulas para iniciar, mantener y concluir una conversación.
La cortesía social se enfrenta al tacto, que supone tener consideración hacia los demás: no ofenderles, no hacer cosas que puedan ofenderles, mostrar interés por sus asuntos y compartir sus cosas.
Otra diferencia entre culturas es que algunas favorecen la vertiente individual y negativa de la imagen (dan prioridad a los principios de no imposición y de distancia, como en la cultura anglosajona), y hay otras en las que prevalece la vertiente interpersonal y positiva (ser aceptado por los otros, énfasis en todo aquello que refuerza la interdependencia, como las culturas occidentales).
El comportarse cortésmente no es una cualidad natural sino aprendida. Hasta los seis años los niños no son capaces de producir enunciados indirectos convencionales, y hasta los diez años no actúan con tacto ni son modestos.
Para finalizar, el funcionamiento de la cortesía es fruto de una capacidad adquirida culturalmente, pero esta capacidad no tiene la forma de un mecanismo especial que se ocupa exclusivamente de los comportamiento sociales sino de un conjunto específico de supuestos que interactúa con los mecanismos generales de inferencia. El funcionamiento de la cortesía depende de la capacidad cognoscitiva y utiliza mecanismos de inferencia universales; lo que varía de cultura a cultura es el conjunto particular de supuestos utilizados para derivar inferencias, entre los cuales están todas las convenciones sociales ligadas al uso de formas lingüísticas específicas.-