martes, 10 de abril de 2012

Escandel Vidal "Cortesía, fórmulas convencionales y estrategias indirectas"

Escandell Vidal, Mª V. (1995): “Cortesía, fórmulas convencionales y estrategias indirectas”, Revista Española de Lingüística, 25, 31-66.

Los estudios sobre cortesía examinan los reflejos que las relaciones interpersonales dejan en la forma y en el uso de los enunciados.
Tradicionalmente la cortesía se había concebido como un conjunto de muestras de respeto o deferencia cuyo uso determina y exige la organización social de acuerdo con el estatuto relativo de los participantes en la interacción. En el nuevo enfoque, la cortesía se entiende como fruto de la necesidad humana de mantener el equilibro en las relaciones interpersonales y su manifestación externa sería el conjunto de “maniobras lingüísticas” de las que puede valerse un hablante para evitar o reducir al mínimo el conflicto con su interlocutor cuando los intereses de ambos no son coincidentes.
Los primeros estudios sobre cortesía compartían dos ideas básicas:
a) La voluntad de ser cortés explica el carácter indirecto de las locuciones.
b) La interpretación de un acto indirecto es resultado de una implicatura (lo no dicho) y se obtiene por inferencia (asociación).
Leech señala que lo indirecto tiende a ser más cortés por dos razones: porque incrementa el grado de opcionalidad y porque cuando más indirecta es una locución, menor y más tentativa tiende a ser su fuerza. A mayor recorrido inferencial, mayor grado de cortesía. Se defiende también que los mecanismos de cortesía son universales, pero en los últimos años se ha comprobado que existen enormes diferencias entre las culturas en lo que se refiere a los patrones de relación: en estos casos, es el conocimiento tanto de las fórmulas precisas como de sus condiciones de uso lo que permite una interacción sin malentendidos. Además, dos culturas distintas pueden atribuir diferente valoración y significado a una misma estrategia.
Los principios que determinan la interpretación de las expresiones indirectas que no dependen del contexto de emisión son específicos de cada cultura, pero los enunciados cuya interpretación depende de la situación extralingüística están sujetos a las leyes generales de inferencia, y no presentan variaciones significativas. Los primeros son actos de habla convencionales y los segundos no convencionales. Las formas indirectas convencionales constituyen fórmulas fijas, socialmente refrendadas. Cuando se selecciona la interpretación literal en lugar de la indirecta, el efecto es humorístico. Se ha comprobado que las estrategias de cortesía más frecuentes son convencionales, de forma que la cortesía deja de ser esencialmente individual y creativa para presentar de nuevo su vertiente social y formulaica (¡Qué lindo dia!; Muy buenos dias, etc.).
Por otra parte, el artículo indica que uno de los aspectos más patentes de la cortesía social es el que se refiere a las formas de tratamiento: el hablante ensalza al otro(...) para minimizar de este modo el riesgo de amenaza potencial a la imagen del interlocutor. Pero se ha estudiado que las fórmulas de tratamiento no se usan necesariamente de manera estratégica, sino como una forma de mostrar que se respetan las convenciones sociales y el lugar que a cada uno le corresponde en la sociedad.
La cortesía social se basa fundamentalmente en el respeto a las convenciones sociales: todas las sociedades tienen fórmulas para iniciar, mantener y concluir una conversación.
La cortesía social se enfrenta al tacto, que supone tener consideración hacia los demás: no ofenderles, no hacer cosas que puedan ofenderles, mostrar interés por sus asuntos y compartir sus cosas.
Otra diferencia entre culturas es que algunas favorecen la vertiente individual y negativa de la imagen (dan prioridad a los principios de no imposición y de distancia, como en la cultura anglosajona), y hay otras en las que prevalece la vertiente interpersonal y positiva (ser aceptado por los otros, énfasis en todo aquello que refuerza la interdependencia, como las culturas occidentales).
El comportarse cortésmente no es una cualidad natural sino aprendida. Hasta los seis años los niños no son capaces de producir enunciados indirectos convencionales, y hasta los diez años no actúan con tacto ni son modestos.
Para finalizar, el funcionamiento de la cortesía es fruto de una capacidad adquirida culturalmente, pero esta capacidad no tiene la forma de un mecanismo especial que se ocupa exclusivamente de los comportamiento sociales sino de un conjunto específico de supuestos que interactúa con los mecanismos generales de inferencia. El funcionamiento de la cortesía depende de la capacidad cognoscitiva y utiliza mecanismos de inferencia universales; lo que varía de cultura a cultura es el conjunto particular de supuestos utilizados para derivar inferencias, entre los cuales están todas las convenciones sociales ligadas al uso de formas lingüísticas específicas.-

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