miércoles, 28 de abril de 2010

Veron, Peron o muerte. Nociones fundamentales

Verón, Eliseo Perón o muerte Buenos Aires: Legasa, 1986

Nociones fundamentales

Todo comportamiento social, es decir, las acciones que llevan a cabo las personas en distintos ámbitos de la sociedad, pueden ser comprendidas en relación con el orden simbólico (valores sociales) y del universo imaginario que ese comportamiento social genera (representaciones).
Todo campo determinado de relaciones sociales produce discursos, estudiarlos equivaldría a describir de qué modo se construyen.
La acción social se determina en su relación con la estructura simbólica e imaginaria que la define.
El estudioso del discurso podrá aprehender el orden simbólico, las representaciones, como forma de estructuración de lo imaginario -matriz de comportamiento social-, si pone su atención a las condiciones de producción de ese discurso.
Las condiciones de producción hace referencia a las condiciones histórico-sociales, políticas y culturales en el que se produce el discurso.
El discurso recuperado en un texto cobra sentido para el observador, si éste lo interpreta en relación con otros discursos. En este sentido, Verón sostiene que una sociedad puede ser considerada como “un tejido extremadamente complejo, de juegos de discursos que se interfieren mutuamente”. Al mismo tiempo, relacionar el discurso con sus condiciones de producción y reconocimiento.
Por condiciones de reconocimiento, se entiende al ámbito socio-histórico en que ese discurso es interpretado, ámbito no necesariamente real, sino creado en el mismo discurso.
Cuando las condiciones de producción varían afecta al discurso en su estructuración y composición.
En cualquier discurso (político, periodístico, jurídico, pedagógico, económico) es posible distinguir dos niveles de funcionamiento discursivo: el enunciado que es el “contenido” de un discurso y el plano de la enunciación que es el nivel del discurso en el que se construye la relación del que habla (enunciador) a aquello que dice (enunciado). Esta relación, a su vez, contiene otra, aquella que el que habla propone a su interlocutor (enunciatario) respecto de lo que dice (enunciado).
El enunciador (imagen del que habla) y enunciatario (imagen del destinatario) son dos entidades que se manifiestan en todo discurso, no son las personas de carne y hueso, sino “formas imaginarias” construidas en el discurso mismo.
A partir del discurso relacionamos estas dos entidades. La certidumbre, la duda, la interrogación, la imposición son modos a partir de los cuales el que habla (enunciador) plantea su relación con lo que dice (enunciado) y establece, además, la relación del destinatario (enunciatario) con lo dicho (enunciado).

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